domingo, 23 de febrero de 2014

FIDELIDAD

Podría contemplarte desnuda siempre.
Minuto tras minuto, hora tras hora,
eternamente;
sin bruma, sin cansancio, sin aburrimiento,
como se contemplan las ciudades bellas y desconocidas,
calle tras calle,
perdido y desorientado
entre las líneas de los mapas y tu cuerpo.

Sin duda,
podría cumplir de nuevo,
contigo,
los años, los sueños adolescentes, el deseo;
aquel sentimiento efímero que una vez cumplido
nos deja insatisfechos,
como el sexo, a veces,
como la vida, casi siempre.

Y sí, es cierto que podría rellenar mis soledades
con la insensata cadencia de tus piernas,
amanecer extasiado por el gozo anhelante de tu cuerpo,
vida tras vida,
como quien bebe un refresco
sin prisa, sin culpa, sin aliento.

Podría salir a oscuras cada noche, en silencio
cargado entonces,
inútilmente,
de odios, de rencores, de secretos.
Ser infeliz, en suma,
con la mujer que quiero.

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